No sólo es la iluminación de una poética que inspira al observador del cielo nocturno, ni la consideración a la mítica de una cosmogonía que pretende dar respuesta al origen del universo y de la propia humanidad. Tampoco es simplemente la visión del espacio infinito en el que se mueven los astros y que la humanidad ha convertido en su patrimonio cultural, científico o técnico o esa cúpula de oscuridad que protege y rodea nuestros sueños.
La calidad del cielo nocturno es el derecho inalienable de la humanidad, necesario para la conservación de la diversidad biológica, el desarrollo sostenible, la posibilidad de lucha contra el cambio climático y la no contaminación y la gestión responsable de los recursos energéticos.
La contemplación de un firmamento limpio puede entenderse –desde una visión simple- como un recurso turístico; como la invitación a un observatorio natural astronómico que suma a una oferta. Sin embargo, puede convertirse en un poderoso instrumento para desarrollar una nueva alianza en favor de la calidad del cielo nocturno, un recurso a resguardar y valorar posibilidades insospechadas de cooperación entre los actores turísticos, las comunidades locales y las instituciones científicas.
Así lo entendió el municipio de Puerto Pirámides que está encarando las certificaciones necesarias para generar el primer “Municipio Starlight” del país, a partir de la elaboración de un documento forjado por el gobierno local, representantes de UNESCO, de la Organización Mundial de Turismo (OMT), del Programa MaB El Hombre y la Biósfera y la Convención Ramsar, además de otros organismos y entidades internacionales.
Desde el año 2007, cuando se realizó la primera Conferencia Internacional “Starlight” en la que se firmó la Declaración sobre la Defensa del Cielo Nocturno y el Derecho a la Luz de las Estrellas hasta hoy, se considera que “los ámbitos privilegiados para la observación astronómica constituyen un bien escaso en el planeta, y su conservación representa un esfuerzo mínimo en comparación con los beneficios que aportan al conocimiento y al desarrollo científico y tecnológico”. Así lo expresa la declaración que ya lleva 14 años de su redacción. “La protección de la calidad de los cielos en estos espacios singulares deberá constituir una prioridad en las políticas medioambientales y científicas de carácter regional, nacional e internacional”, agrega, explicitando que hay que extremar “las medidas y disposiciones que permitan proteger tales espacios de los efectos nocivos de la contaminación lumínica, radioeléctrica y atmosférica.”
Con postales excepcionales para cumplir esta tarea, la provincia de Chubut se decidió, por lo tanto, a recorrer este camino desde el turismo, en favor de potenciar los atractivos propios de la geografía marítima de Puerto Pirámides, garantizando la protección de los cielos nocturnos con su fenomenología, en favor de la observación del visitante y del científico.
Con la colaboración de la Cooperativa Eléctrica, el municipio local ya anunció que llevará adelante un proyecto de alumbrado público adecuado sobre áreas de amortiguación delimitadas, creadas alrededor de los miradores de estrellas. Los mismos se oscurecerán a partir de las 22 horas para minimizar la contaminación visual fuera de ese horario, esa misma polución que según los números mundiales, impide a casi un tercio de la población terrestre ver la vía láctea, manteniendo a un 80% de la vida del planeta bajo cielos contaminados.
