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Los Caminos del Vino como producto turístico Patagónico

Inmersos en valores naturales, culturales, históricos y medioambientales, los “Caminos o Rutas del Vino” en Argentina, representan una actividad económica de amplia cobertura geográfica que exhibe paisajes de viñedos y bodegas, maridados con destinos turísticos de belleza natural, el placer de la gastronomía y la experiencia de recorridos por espacios productivos con identidad que le pertenece a cada terrunio.

Mientras el Ministerio de Turismo y Deportes de Nación y la Corporación Vitivinícola Argentina (COVIAR) convienen la actualización del Plan de Marketing “Argentina Tierra de Vinos” para impulsar y potenciar por los próximos cinco años, el desarrollo del Enoturismo en las diecisiete provincias productoras, se hace necesario rememorar que, en el 2013, la elaboración consensuada del plan original significó el aumento de una demanda turística que fue emergiendo significativamente en las elecciones de un potencial visitante nacional e internacional, facilitando el crecimiento exponencial de la actividad vitivinícola en todas las regiones del país.

Sin embargo, a ocho años de aquél primer paso, cabe preguntarse si la lograda alianza público-privada que supo poner al «elixir de los dioses» en los primeros puestos de las tradiciones nacionales de interés turístico, va a permitir en esta nueva etapa de renovación, sumar al trabajo de ordenamiento por circunscripción temática -favorable a una eficiente promoción de las rutas más reconocidas y a la creación y fortalecimiento de nuevos derroteros- la tarea de desarrollar y fortalecer el enoturismo como producto turístico ofertable.

Pensemos que sobre el delineado de las rutas temáticas, el turista debe poder recrear una participación facilitada por servicios receptivos -alojamiento y transportes, visitas organizadas y guiadas, señalización- hilvanados con la experiencia de interacción y con todos aquellos aspectos cualitativos que lo involucren en la comprensión del producto turístico -catas, maridajes, actividades de aprendizaje, socialización con el entorno rural y los beneficios de las uvas, etc-.

Imagen de alohamalakhov en Pixabay

Por supuesto, Patagonia no está exenta de ese sueño y esa capacidad de oferta, donde el turismo puede convertirse en importante promotor e integrador de productores y nuevas rutas de vinos, así como también, factor de gestión de productos turísticos, sostenibilidad ambiental, social y económica que genere identidad y raigambre regional.

Provenientes de las tierras de los dinosaurios, de la estepa y la precordillera, la aún poco conocida oferta vitivinícola patagónica, fermenta con una presencia más joven, pero no menos interesante.  San Patricio del Chañar en Neuquén, General Roca y Cipolletti en el Alto Valle de la provincia de Río Negro, La Pampa con sus plantaciones, dan nacimiento a vinos que resultan casi orgánicos, gracias al viento sureño y a la reserva de agua dulce más grande del mundo.

Aliados con la histórica Ruta 40, los viñedos de El Hoyo de Epuyén, Esquel y Trevelin en Chubut, celebran también el proceso nóbel y experimental que convoca a cientos de turistas, para ver y vivir la cosecha de la vendimia y disfrutar de las virtuosas bodegas artesanales, que han logrado alta calidad en la producción del Pinot Noir.

Contando incluso con las bodegas submarinas que enfrentan las costas de Las Grutas en Río Negro, la región patagónica, quizás se convierta en una de las más beneficiadas por el convenio firmado por la secretaria de Promoción Turística y el empresariado vitivinícola reunido en el COVIAR, porque la información articulada entre múltiples fuentes y los datos destinados a orientar ofertas enoturísticas según contextos, tendencias, diagnósticos y visión de negocios, son fundamentales, no sólo para proteger y potenciar lo ya logrado, sino también para encarar campañas de promoción en aquellos nichos aún no tan instalados en el ideario nacional.

Mientras Mendoza, San Juan, Salta, La Rioja, aún siguen teniendo su predominancia en un camino adaptado al turismo y a la producción vitivinícola -la del Malbec, el Syrah, el Torrontes, el Cabernet, etc.- la adecuación de nuevas rutas y ofertas abre un campo interesante en Patagonia, donde se da el mejor terroir para una de sus cepas emblemáticas, la variedad tinta oriunda de la Borgoña que conforma uno de los vinos más caros del mundo: el Pinot Noir.

Visto desde los números, la elaboración de un plan de marketing no es un recurso menor si a ellos les sumamos las capacidades del turismo que en el sur del país, son muchas.

En Argentina, la industria del vino produce 230.000 empleos directos con 223.000 hectáreas cultivadas, lo cual representan el 3% de las áreas de cultivo global. Números que colocan al país en el quinto puesto de superficie vitivinícola cultivada en el mundo con sello de calidad.

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1 Escribí tu comentario

  1. Hola ! En La Pampa no sólo hay plantaciones. Hay varias bodegas ! Del Desierto, Quietud, Estilo 152, El Rebelde. Cordial saludo

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