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Bodegas Submarinas

Bodegas submarinas

Dioniso y Poseidon: el Olimpo escondido en el Mar Argentino 

La historia de los navíos sumergidos trae consigo mucho más que una experiencia de aventura. Fue seguramente un naufragio el que permitió descubrir y explorar un nuevo campo de oportunidades que no pasan ya por los tesoros corsarios sino por el vino.

Es que el producto de la uva no sólo se puede criar en barricas de madera o vasijas de concreto que lo vuelven longevo, y por lo tanto interesante en aroma, cuerpo y gusto, también se puede “atesorar” en las profundidades del mar.

Fue seguramente el hallazgo de botellas encontradas en barcos hundidos, lo que le permitió descubrir al hombre que el vino puede envejecer bien en el mar. Sumergidos a menos de 20 metros de profundidad, la energía biodinámica de la luna y las mareas y el oleaje de las olas “atesoran” esa fuerza que le da el tiempo de inmersión: entre seis meses y dos años, con un envejecimiento más rápido que el terrestre y características organolépticas diferentes. Vinos que hubieran permanecido en una bodega en tierra por tres años, llevan tan sólo meses en el océano para completar el placer de descorcharlos.

Cubierto por  los profundos misterios del océano Atlántico, la bodega mendocina Tapiz Mendoza, establecida desde hace unos años en la ciudad de Viedma, provincia de Río Negro e intermediada por otra firma del mismo grupo, Fincas Patagónicas, ha venido sumergiendo el resultado de su producción, frente a las costas de Las Grutas.  

Para diseñar y desarrollar su cava submarina, Tapiz realizó una alianza estratégica con la empresa de buceo Cota Cero que las transporta y estaciona en canastos de acero inoxidable, especialmente elaborados para subsistir en el fondo del mar sin producir impacto medioambiental.

Las habituales etiquetas de papel impresas fueron reemplazadas por un sistema de pirograbado en el vidrio, mientras los corchos de alcornoque, permanecen lacrados y sellados con una silicona especial para resistir. Por el momento, se añejan 300 unidades, bajo la marca «Wapisa» que significa ballena en el idioma yamana de los aborígenes de Tierra del Fuego, y que se reproducirán en las etiquetas de los vinos con sus colas emergiendo de las aguas, tal como lo hacen los cetáceos más grandes del mundo, en su visita al golfo San Matías, en el mar Argentino, uno de los mares más australes del mundo.

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