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Antártida: Promoción Consciente y Sustentable

Por segunda vez en la historia, el Turismo Carretera pisó antes de finales de 2022 los hielos de blancos, azules y violáceos tornasolados de la Antártida Argentina. Con la base Marambio de referencia, se presentó el calendario 2023, con varias fechas anunciadas en la Patagonia Argentina.

La ACTC que nuclea y regula competencias automovilísticas de velocidad -actualmente presidida por Hugo Mazzacane- pisó una vez más suelo antártico, tras aquella primera incursión el 21 de septiembre de 2011 cuando un Torino de la ACTC preparado especialmente para la oportunidad, viajó a más de 200 kilómetros por hora sobre el helado suelo antártico, conducido por Roberto Urretavizcaya.

En esta ocasión fue el turno del auto de José Manuel Urcera, el piloto de 31 años, que después de 51 años, tuvo el privilegio de pisar la principal estación científica y militar permanente de la Argentina que depende del Comando Conjunto Antártico, con el mismo Torino de Turismo Carretera con el cual conquistó la Copa de Oro en el Circuito de Villicum en San Juan.

La delegación de la ACTC también estuvo conformada por Guillermo Ortelli, ganador de siete títulos del TC, Gastón Mazzacane y Omar “Gurí” Martínez, entre otros, quienes compartieron esta travesía que se inició en la primera Brigada Aérea de El Palomar con destino hacia Río Gallegos, para luego arribar a la base Marambio.

La actividad promocional turístico- deportiva que pone la mirada de los amantes del deporte motor en el territorio más austral de nuestro país, también expone un contrapunto negativo.

Llevado a números, entre 2015 y 2020, la cantidad de personas que visitaron la Antártida pasó de 40.000 a 74.000 y mientras que la temporada 2021 fue cancelala por causa de la pandemia de Covid-19 con una reactivación posterior débil que hoy sin embargo alcanza cifras récord de visitantes.

Colonia de pingüino Emperador. Imagen de Siggy Nowak en Pixabay

Leído en términos cualitativos, el interés que despierta este destino tanto para el turismo como para influenciar el interés deportivo, no deja por ello de atraer preocupación internacional, respecto del mayor reservorio de agua dulce en el mundo, donde los efectos del cambio climático ya son tangibles; el derretimiento del permafrost – suelos congelados en forma permanente- fue considerado hace tres años por las Naciones Unidas como uno de los diez problemas emergentes más preocupantes para el medio ambiente.

Esta pérdida de las masas heladas, el daño a la biodiversidad, la presencia de microplásticos en el agua y en los mamíferos, la desaparición del krill, el cambio climático; todo sirve para aumenta el temor sobre el  futuro de la humanidad y la sobrevida de muchos estados insulares que dependen de que no suba el nivel del mar por la pérdida de hielo.

Por ello, la Antártida requiere en gran medida el análisis sobre la dicotomía que se genera entre el cuidado de una de las reservas naturales más importantes del mundo y el impacto de un turismo en crecimiento. El tema es que mientras no se tomen decisiones sobre los límites imponibles para mantener un rango de sustentabilidad, podemos perder la pista donde el corredor en riesgo en la humanidad.

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