Hay eventos del pasado que se vuelven oportunidad para ese futuro que es hoy. Por ejemplo, la proeza de un viaje de hace 500 años que se podría revitalizar en el presente con las comodidades de un buen servicio pero con el sentido de aventura de sus viajeros originales.
Tras medio siglo de realizada la circunnavegación de la expedición de Hernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano que diera la primera vuelta al mundo, la municipalidad de Puerto Santa Cruz decidió celebrar virtualmente el paso del marino portugués que llegaría con su expedición a la boca del río Santa Cruz. A través de un zoom emitido en vivo desde la fanpage de la Dirección de Turismo, y con alcance mundial, se recordaría esta fecha cinco veces centenaria de aquella estadía forzada por el accidente de una de las naves enviadas para el reconocimiento de las costas.
Recorramos la historia. Tras las hazañas incompletas de Cristóbal Colón que descubrió una América interpuesta cuatro veces en sus sueños de encontrar la ruta de las especias y otras riquezas en Asia, llegó el Tratado de Tordesillas que dividió al mundo en dos por una línea imaginaria que cruzaba el océano Atlántico. El compromiso suscripto le dio el control a España de la zona oeste, abarcadora de buena parte del continente americano, y a Portugal el este, con territorios que cubren África hasta el océano Índico y el pico oriental de Sudamérica que facilitó la colonización de Brasil.
Esto obligó a España a encontrar una salida diferente para llegar hasta la ruta de las especias: bordear el continente americano por el sur y ascender por el océano Pacífico hasta llegar a la India.
Con cartas de navegación inexistentes, Magallanes decidió emprender el viaje bajo el financiamiento de Carlos I, rey de España, con cinco embarcaciones y 239 hombres.
En el viaje lo acompañaba Juan de Cartagena, veedor (supervisor) general de la armada española y segundo al mando, Juan Sebastián Elcano, que siendo maestre de una de las naves terminaría capitaneando el viaje de retorno tras la muerte de Magallanes, Gaspar de Quesada y el veneciano Antonio Pigafetta, geógrafo y cronista de los intensos sucesos vividos durante los tres años que llevó la primera vuelta al mundo.
Así se inició una travesía que bordeó la zona norte del continente africano para luego abrirse al oeste rumbo a América. Tormentas y corrientes de agua llevaron a la flota a una navegación sin rumbo donde frecuentemente divisaron el fenómeno eléctrico atmosférico –el fuego de San Telmo- difícil de interpretar como algo distinto a una señal de Dios para un marino explorador que no haya vivido jamás esta experiencia.
Luego llegaron las primeras rebeldías y sublevaciones que terminaron con el arresto de Juan de Cartagena; también un error que significó una extensión del tiempo de la expedición. Tras casi cuatro meses de haber abandonado España, la flota había llegado a tocar tierra en la Bahía Santa Lucía, donde hoy se encuentra Río de Janeiro, para luego continuar su viaje hasta encontrar un ancho canal que supusieron era el ingreso al mar del Sur–como se conocía al océano Pacífico- y que retrasó infructuosamente por quince días la travesía. Ese estuario era el del Río de la Plata.
Pero tras la decepción, se iba acercando el logro. Magallanes llamó a ese preludio, Patagonia, la tierra de los aborígenes gigantes que dejaban huellas enormes sobre la tierra; una tierra donde la tripulación buscó refugio en el año 1520, tras el accidente de una de las naves. Fue allí, en el Puerto San Julián donde se ofició la primera misa en territorio argentino y donde se originaron las leyendas más oscuras sobre la región. Un duro invierno, falta de provisiones, medias raciones de comida y el frío, lograban agotar y quebrar la perseverancia y voluntad de los hombres que exigían el regreso a España. Todo quedó a disposición de un segundo amotinamiento que terminó con decapitaciones, ahorcamientos, descuartizamientos y el destierro de Juan de Cartagena y el clérigo Pedro Sánchez de la Reina que fueron abandonados con mínimas provisiones en ese extremo deshabitado de América.
En esa geografía también se dio el primer contacto -cordial en un principio- de los europeos con los aborígenes, una relación que se rompió en cuanto Magallanes ordenó algunas capturas para llevarlos a España, produciendo la resistencia de los habitantes naturales de la zona, hoy registrada por sus consecuencias como el primer homicidio de la historia argentina.
El paso de estos hombres por Patagonia fue para la historia una inauguración de nombres, eventos y sitios que guardan la impronta magallánica. La primera evangelización de la historia del sur de la Argentina, el primer derramamiento de sangre entre conquistadores y aborígenes en nuestra tierra, el primer bautismo en el trazado del primer mapa del extremo sur de América bajo el toponimio de “regione Patagonia” y el primer acto formal de soberanía española en suelo argentino, todo eso más muchos nombres de esta geografía que perduran en el presente.
De todo ese trayecto, hoy se podrá recordar ese último punto de partida desde donde la tripulación inició el tramo hacia el estrecho, con la boya naútica que instalada por el municipio de Puerto Santa Cruz, señala el hito.
Finalmente, continuando la navegación, llegaron al difícil estrecho que une los dos océanos, bautizado por Magallanes como estrecho de Todos los Santos, sin prever que el tiempo reconocería su nombre en el hoy estrecho de Magallanes. Así el 28 de noviembre de 1520, la armada española surcó por primera vez aquél mar del sur que por su serenidad y tranquilidad, recibió el nombre de Pacífico, tras entregarle a estas tierras otro nombre, el de Tierra del Fuego, surgido de la navegación a la vera de aquella costa iluminada por las hogueras de los indígenas.
De aquella expedición que siguió traumáticamente su camino a España quedó un resultado que daría la certeza de una nueva concepción del mundo: aquella tierra plana soportada por elefantes quedó atrás para tomar la redondez de un planeta medible que gira alrededor de su eje. Una historia que en Patagonia podría convertirse en una ruta que acompañe la aventura de Magallanes.